Ser ceramista me permite expresar mi creatividad utilizando las manos, la mente y el corazón. Me permite fluir y huir del tiempo.
Ser ceramista me conecta con una de las tradiciones artísticas más antiguas de la humanidad.
Trabajo con diferentes tipos de arcillas, cada una por diferentes motivos haciendo resaltar algunas de sus características.
He escogido el barro negro por la profundidad del color y por el bello contraste que ofrece con los esmaltes. Los motivos inspirados en el mundo animal nacen de manera espontánea, por la atracción que siento por ellos y por este punto de inocencia que cierran sus formas.
La porcelana me atrae por su pureza, el blanco, la dureza y fragilidad al mismo tiempo.
El gres blanco es polifacético y lo permite todo.
Mi intención final es crear objetos utilitarios bellos, personales y únicos.